miércoles, 16 de julio de 2014

Andalucía: José Sánchez Rosa

 José Sánchez Rosa

Nace en Grazalema, pueblo de la serranía de Cádiz, el 22 de octubre de 1864, siendo el menor de una familia numerosa. Creció en la más extrema pobreza, por lo que desde pequeño se vio obligado a trabajar en el campo como peón. Su compañera sentimental es Ana Villalobos Horrillo, maestra como él, con la que tiene tres hijas: Francisca (Paca), Felicidad y María. Con Ana impulsa la Biblioteca del Obrero en Sevilla (1913). Muere fusilado en esta ciudad el 1 de agosto de 1936, pocos días después de iniciarse la Guerra Civil española. Fue un andaluz famoso y querido en su época, cuyo recuerdo fue sistemáticamente borrado de la historia tras la Guerra Civil (1936-1939).

Hijo de un zapatero al que por las noches ayudaba a remendar zapatos, a la edad de trece años leía en voz alta a los campesinos andaluces analfabetos los periódicos y la propaganda libertaria y revolucionaria que llegaba a sus manos. Desde niño destacó en la escuala por ser uno de los alumnos más aventajados, y por poseer una inteligencia muy por encima de lo normal, pese a lo cual, sólo llegó a cursar dos años de primaria.

De su gusto por la lectura y su afan por aprender, dice Juan Díaz del Moral, le vino su vocación por hacerse maestro, pero nunca llegó a tener el título oficial, a pesar de lo cual fue reconocido como maestro, en su tiempo y en el recuerdo. En su figura se conjugan las ideas de justicia social, propagandista, organizador y maestro de trabajadores.

Los sucesos de la "Mano Negra" dieron pretextos a la policía para atacar a la Federación de Trabajadores de la Regional Española (FTRE), y para intentar desestaabilizar el movimiento obrero y a toda su organización. En 1882, Sánchez Rosa es detenido, encarcelado y acusado de participar en esa sociedad secreta. Por su conocida tendencia pacifista, siempre se negó a llevar armas. A menudo, decía que la libertad y la paz del pueblo están precisamente en los libros, y no en las armas. Su acusación de pertenecer a la "Mano Negra" no fue más que una trama policial para encarcelarlo, ya que su figura comenzaba a hacerse molesta por la defensa que hacía a ultranza de la liberación de la clase obrera. Cuando vivió en Jerez o Alcalá del Valle, estas ciudades eran focos de agitaciones obreras.

Alentó la creación de escuelas racionalistas para hijos de obreros por las mañanas, y para adultos por las noches. Abrió numerosas escuelas en Tánger, Campo de Gibraltar, Dos Hermanas y Aznalcóllar, incluso en su propio domicilio, en Sevilla, donde fundó una biblioteca para los trabajadores, en la calle Enladrillada, y más adelante, en la plaza de la Mata. Su escuela era laica, no dogmática, se impartía la coeducación, la formación integral del hombre, su fe en el progreso científico y el desarrollo de los principios de una educación basada en el respeto y el amor a los semejantes.

Participa en las luchas sociales de finales del siglo XIX principios del XX en el marco de Jerez, lo que le provoca detenciones y encarcelamientos. Conoce en la prisión de Cádiz a Fermín Salvochea (1842-1907), que es considerado su maestro ideólogo. Sus ideales anarquistas van unidos al afán educativo y a su compromiso con la cultura popular; y buena prueba de ellos son sus publicaciones, dirigidas al trabajador analfabeto y oprimido.

En el verano de 1918 viaja por Bujalance, Montoro, Castro del Río, Baena y Priego, entre otras localidades, intentando convencer a los trabajadores más reacios para que se unieran a la lucha revolucionaria y orientando a las organizaciones ya creadas, mostrándoles instrumentos de lucha y aconsejándoles las medidas que debían tomat durante las huelgas de brazos caídos y brazos lentos, que eran, en ocasiones, las únicas armas que poseían.

Los elementos de propaganda más importantes que Sánchez Rosa y otros líderes anarquistas utilizaron, fueron los periódicos y los folletos. Los folletos de Sánchez Rosa alcanzaron gran difusión, y se publicaron innumerables ediciones. En los descansos entre peonadas, cuando los jornaleros "echaban el cigarro", era muy frecuente ver a un obrero leyendo el periódico y a los demás sentados a su alrededor escuchando atentamente.

Dentro de la CNT, y durante el llamado trienio bolchevique, representa la tendencia anarquista, frente a la sindicalista, más moderada. Esto le provoca conflictos en 1919 dentro de la Federación Regional Andaluza, a la que pertenecía, y de la que es expulsado, uniéndose al colectivo editor de la Revista Blanca, donde escribe junto a Federica Montseny y Federico Urales, con los que le une una gran amistad.

Es famosa la anécdota de que, empujado por sus ideas de libertad, en el mercado de animales de la Alfalfa, en Sevilla, compraba pájaros para soltarlos después en los Jardines de Murillo, pues no soportaba la prisión ni para los pájaros. Durante su vida demostró un marcado carácter pacifista, en una época en la que mantener abiertamente una marcada defensa de la paz, la naturaleza y su conservación, era conflictivo por la poca conciencia que existía sobre estos temas. En la época del pistolerismo, y aunque se le incitaba a ello, él siempre contestaba cogiendo un libro porque creía que la fuerza estaba en la cultura y no en las armas.
 José Sánchez Rosa en la azotea de su escuela, de pie a la izquierda. 
De pie a la derecha, Alfonso Corrales Aguilar. 
Calle Enladrillada, barrio de San Julián (Sevilla). 
Alfonso no era alumno, sino que se había pasado a saludar al maestro

Obra de José Sánchez Rosa

La aritmética del obrero. Sevilla, 1933. Es un libro escrito para el trabajador, para su uso y comprensión, con el objetivo de que no le engañen ni en los salarios, ni en las compras y ventas.

La gramática del obrero. Sevilla, 1929. Demostraciones claras y muy comprensibles sobre ortografía y gramática.

El abogado del obrero. Sevilla, 1932. Con prólogo de Eduardo Barriobero. No es un libro de leyes. Se trata más bien de un manual para que el obrero pudiera presentar reclamaciones o peticiones por él mismo sin tener que recurrir a personas expertas que les cobrarían unos honorarios por encima de sus posibilidades.

Folletos: Por la educación racional gozaremos de los beneficios de las ciencias y de la libertad. Sevilla, 1912. Las dos fuerzas: reacción y progreso. Sevilla, 1904, 1910 y 1931. La idea anarquista. La Línea, 1903. Sevilla, 1931. Nuevo rumbo. Sevilla, 1932. Otros 4 folletos, publicados entre 1911 y 1936: El burgués y el anarquista. El capitalista y el trabajador. El obrero sindicalista y su patrono. El guarda y el obrero. Inocencio y Candidito. Entre amiguitas. Los dos profesores. En la actualidad, y en recuerdo de su memoria, el Centro de Adultos de Pino Montano, en Sevilla, lleva su nombre, y editó un trabajo biográfico, del que han salido estas notas: En busca de nuestra historia: José Sánchez Rosa. Maestro de adultos. Grupo de Investigación José Sánchez Rosa. Sevilla: CEPA José Sánchez Rosa. Pino Montano, [1994]. Su nombre se incluyó, junto a los de Pedro Vallina, Fermín Salvochea y otros anarquistas andaluces de relieve, en la Gran Enciclopedia de Andalucía. 

Retrato de juventud

De su primogénita, Francisca, sabemos que es la primera hija del matrimonio de José Sánchez Rosa con Ana Villalobos, que era maestra titulada, y que comenzó su actividad política a los 13 años, cuando en la Línea de la Concepción intervino en un acto público recogido en la prensa con el significativo titular de “Mitin Feminista”. Enmarcable dentro de la campaña desarrollada por toda España a favor de los presos de La Coruña, el mitin de La Línea marca un punto de inflexión en cuanto a la proyección pública de las mujeres en el seno del movimiento ácrata. La joven Paca intervino junto a su madre, Ana Villalobos, María Alcoba, Elena de Casa, Ana Rodríguez, Catalina Chacón, Manuela Ruiz y Carmen González. El contenido de las intervenciones, recogido en el periódico libertario linense La Protesta, tiene una doble dimensión.

Por una parte, el apoyo a la campaña de denuncias sobre la represión ejercida contra los trabajadores en
varias ciudades españolas, entre ellas el pueblo sevillano de Lebrija, y por otra la divulgación de la concepción ácrata sobre el papel reservado a las mujeres, “un poderoso auxiliar” cuya instrucción era imprescindible para la empresa revolucionaria, por lo que en primer lugar debían ser desfanatizadas y apartadas de la superstición.

Las mujeres de la familia Sánchez Villalobos regentaron escuelas racionalistas en la provincia de Huelva y en Sevilla. Cuando Federica Montseny volvió a Andalucía, treinta años después de que lo hiciera su madre, fue acogida por la familia del maestro de Grazalema. La evocación que hace de Paca es la de una revolucionaria cuya fe en la victoria de la revolución anarquista no habían debilitado ni los años, ni la represión.

(Fuente: revistaseug.ugr.es/index.php/arenal/article/viewFile/1408/1581)


En la página http://decastroero.blogspot.com.es/2010/06/jose-sanchez-rosa-i.html leemos lo siguiente:

Fue el hijo de un zapatero que muy pronto comenzó a estar presente en la dinámica del asociacionismo obrero gaditano. Gozaba de una excelente reputación como lector de prensa obrera y solía leer en público muchos artículos para la divulgación del ideal entre las clases trabajadoras. A los 18 años ya fue detenido junto a otros miembros de la Internacional a raíz de la oleada de represión que se produjo por la serranía gaditana a fines de1882. Diez años más tarde volvería a ser detenido por considerársele una figura destacada del asalto campesino a Jerez y pasaría casi una década en la cárcel, hasta su indulto en 1901. Desde ese momento, Sánchez Rosa va a desarrollar una intensa actividad como militante obrero, propagandista ácrata y maestro. Tras su paso por el Campo de Gibraltar y por Aznalcóllar, donde trabajó como maestro en las escuelas dependientes de las sociedades obreras y donde completaba sus ingresos con el oficio de zapatero, recaló definitivamente en Sevilla en el verano de 1911, donde abrirá junto a su compañera Ana Villalobos, también maestra, y su hija Paca una escuela en la calle Pagés del Corro y posteriormente trasladada a la calle Enladrillada, donde permanecerá hasta 1936, cuando los golpistas sublevados contra la República lo saquen de su casa y lo asesinen.

A esta escuela acudían niños entre tres y diez años por la mañana y adultos por la noche. Durante estos años, Sánchez Rosa estuvo también muy implicado en la organización del anarcosindicalismo sevillano. José Sánchez Rosa participó en numerosas giras de propaganda como orador para sembrar la semilla libertaria por la geografía andaluza y española.

Fue además un gran escritor de folletos que tuvo siempre muy claro para quién escribía y para qué: para las clases trabajadoras y para ofrecerles herramientas que les ayudaran a comprender el mundo y así poder transformarlo. Tres obras suyas se convirtieron en libros imprescindibles en cualquier centro de tendencia libertaria: La aritmética del obrero, La gramática del obrero y El abogado del obrero. En uno de sus últimos escritos, "Paso libre a la Anarquía", publicado en el periódico CNT en octubre de 1933, Sánchez Rosa "se declaraba anarquista, es decir defensor de la verdadera libertad del género humano. Porque vivir en Anarquía significaba que nadie sería amo de nadie, que todos los hombres serían iguales al no depender de leyes artificiales, sino de las de la Naturaleza. El comunismo libertario, el sistema económico anárquico, pondría en posesión de todos la tierra y los tesoros que albergaba en sus entrañas, las demás riquezas naturales y todos los instrumentos de trabajo como máquinas, ferrocarriles y medios de comunicación. Acabaría así la 'inicua propiedad privada', que sería sustituida por la propiedad común, el libre acuerdo y el apoyo mutuo. Una sociedad en la que se organizaría la producción y el consumo de forma que a nadie le faltara de cuanto necesitara para vivir. La Anarquía era la única posibilidad que le quedaba a la humanidad una vez que monárquicos, republicanos, socialistas de Estado y comunistas estatales habían demostrado que nada bueno se podía esperar de ellos: sólo querían escalar el Poder, valiéndose de cualquier medio e incumpliendo toda clase de promesas. Es lo que estaba pasando con la República española. Hacía más de dos años que se había implantado y, quienes confiaban que ella les iba a garantizar la libertad individual, medios de vida, trabajo y bienestar, ya estaban desengañados".

Estas últimas palabras pertenecen al historiador José Luis Gutiérrez Molina, cuya obra es imprescindible para conocer la evolución y las características del anarquismo en Andalucía. En 2005, publicó en la editorial Treveris-Libre Pensamiento un estudio que rescata y profundiza en la figura y obra de Sánchez Rosa: La tiza, la tinta y la palabra. José Sánchez Rosa, maestro y anarquista andaluz (1864-1936). El libro consta de dos partes: La vida de un anarquista, donde Gutiérrez Molina hace un recorrido biográfico de Sánchez Rosa dentro del contexto social de este período; y La obra de un anarquista: los folletos, que recoge los principales folletos escritos por Sánchez Rosa.

Me puse en contacto con José Luis Gutiérrez Molina, siempre amable y dispuesto a colaborar, para hablar acerca del libro, de Sánchez Rosa, del anarquismo y de la educación. A lo largo de esta semana, publicaré en dos partes el resultado de dicha entrevista. De la introducción del libro entresaco también las siguientes palabras que Gutiérrez Molina dedica a Sánchez Rosa: "Hombre de su tiempo, tuvo una confianza infinita en el progreso científico y en la capacidad humana para alejarse del mal. Hoy, algunos, podrán tacharle de ingenuo o, como se ha hecho, de desequilibrado; sin embargo, nadie podrá negarle su bondad, y tiene su vida tal grado de coherencia que no puede evitarse mirarle con simpatía. Sánchez Rosa fue, ante todo, un hombre bueno. Incluso en los artículos más encendidos que escribió, en los diálogos de sus folletos, siempre queda abierta la puerta de la confianza en la bondad natural del ser humano, en el apoyo mutuo y no en la competencia que es como avanza y alcanza su mayor plenitud. Quizás ahí resida la razón por la que el Estado, el Leviatán, tuviera la configuración que tuviera, nunca ignoró su figura. Monarquía, República y Dictadura fascista no se olvidaron de él. Lo condenaron, lo encarcelaron, lo desterraron y, finalmente, lo mataron. Era su presencia, su ejemplo, su propaganda por el hecho, lo que le convertía en peligroso". [Los datos y citas de esta entrada están elaborados a partir de la introducción del libro de Gutiérrez Molina. Las dos citas en páginas 113-114 y 13 respectivamente]



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