jueves, 17 de julio de 2014

Andalucía: Ángel Matarán Muñoz

Ángel Matarán Muñoz y su esposa Justa de Vicente Montabes





Natural de Jódar (Jaén) y vecino de Alhendín, Calle de la Aurora. De profesión Maestro Nacional, casado con Dª Justa de Vicente Montaves, de cuyo matrimonio nacieron ocho hijos llamados Rogelio, Jesús, Ángel, Adolfo, Ángela, Francisco, Fernando y María Matarán Vicente. Es fusilado en el término de Nigüelas el 13 de agosto de 1936 con 42 años. Su enterramiento no está claro tal y como especifica su certificado de defunción, planteando la duda si se trata del cementerio de Nigüelas o por el contrario, el cuerpo está en Albuñuelas. El certificado de defunción de Ángel revela la existencia de ocho hijos pero en realidad eran nueve, Alfonso, el primogénito, fue fusilado junto a su padre cuando tenía únicamente 19 años.  

Los hijos del maestro Angel Matarán – Jesús, Francisco y Fernando – quieren rehabilitar el nombre de su padre y buscan la fosa común donde fue enterrado, junto a su hermano mayor, por retirar los crucifijos de la escuela. Angel Matarán eran maestro de Alhendín y retiró estos símbolos religiosos en cumplimiento de la circular remitida por el Ministerio de Instrucción Pública para conseguir una enseñanza laica. Nunca pudo imaginar la violenta reacción de los vecinos ultracatólicos, arengados por las soflamas del párroco durante la homilía. El diario Ideal informaba así de la protesta contra el maestro en su edición del 8 de mayo de 1932:

Solemne fiesta religiosa

“En acción de gracias por el feliz resultado de la procesión celebrada ayer para pedir que lloviera, se ha celebrado hoy una misa al final de la cual salió una procesión con la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Expiración. Asistió el pueblo en masa. Al pasar frente a las escuelas se observó que el maestro don Angel Matarán cerraba los balcones de su clase como si quisiera significar ante los niños un gesto contra el acto religioso. Esto produjo gran indignación en quienes le observaron, y al finalizar la procesión se comentaba en grupos que fueron creciendo hasta tomar el aspecto de un verdadero motín, en el que participaban casi todas las personas presentes en el pueblo”.

Protestas contra el maestro

“La multitud se dirigió hacia las escuelas, puso en ellas los crucifijos y expulsó de su clase al señor Matarán, que hubo de salir corriendo perseguido por los chicos, algunos de los cuales le arrojaban piedras. La guardia civil del puesto de Alhendín intervino rápidamente, y aunque no pudo llegar a tiempo de evitar las manifestaciones de hostilidad contra el maestro, logró restablecer la calma. Esta es ya completa a la hora de telefonear”.

Angel Matarán tenía 49 años cuando fue fusilado, junto a su primogénito Alfonso, el 13 de agosto de 1936. Era un hombre señalado desde que se produjeron los sucesos en la escuela de Alhendín, cuatro años antes, y aquel 13 de agosto empezó la persecución contra esta familia de maestros. Los Matarán tuvieron que esconderse en un Carmen del Albaicín, propiedad de un pariente: “Rara era la noche -dice Jesús- que no teníamos que salir corriendo, porque llegaba la Escuadra Negra. Cuando ellos aporreaban la puerta principal, nosotros escapábamos por la trasera que daba a otra calle y corríamos a escondernos en otras casas vecinas. Teníamos miedo de que detuvieran a mi madre, que había sido denunciada por ser maestra republicana y esposa de un maestro rojo y ateo”.


Alfonso Matarán de Vicente, primogénito de Ángel, fusilado junto a su padre.


Al final, la Escuadra Negra descubrió el escondite donde se ocultaba el primo de Jesús, que acabó fusilado. Justa de Vicente, madre de Jesús, tuvo más suerte. No la fusilaron, pero fue destituida y apartada del magisterio. Ángela, hermana de Jesús, tampoco pudo ejercer. Al igual que Alfonso, el primogénito fusilado junto a su padre; era estudiante de magisterio en los célebres cursillos del 36, pero la sublevación militar obligó a suspender el examen y dio al traste con tantas ilusiones depositadas en esta nueva generación de maestros. Eran cursillos organizados por el Ministerio de Instrucción Pública, que necesitaba con urgencia a 16.000 maestros para incorporarlos a las misiones pedagógicas, con el fin de enseñar a leer y a escribir a los jornaleros analfabetos.

Tiempo después le dijeron que su padre y su hermano fueron fusilados en Nigüelas o en la Venta de las Angustias, y enterrados en una fosa común, junto a otros 60 detenidos del mismo pueblo: “Cuando fui a Alhendín, la gente me rehuía -añade Jesús-. Nadie quería estar conmigo por ser hijo de fusilado. No se atrevían ni a saludarme. Mis propios compañeros de instituto dejaron de hablarme”.

Francisco tuvo que apuntarse con siete años en la Falange para sobrevivir: “Yo fui del Frente de Juventudes -señala-, porque nos daban botas, camisas, comida e íbamos a los campamentos de la Herradura y la Alfaguara, donde, al menos, podíamos bañarnos”. Enseguida observó que era un niño marginado. Que los hijos de los fusilados eran mal vistos en Granada y tenían que disimularlo. Hasta el punto de que prohibieron a las viudas y a los huérfanos vestirse de negro para llevar luto: “A los hijos de los fusilados nos ponían aparte y trataban de reeducarnos en los valores cristianos. Es más, nos obligaban a ponernos una insignia que decía: Detente enemigo, el sagrado corazón está conmigo”.

Fernando, el benjamín de la familia, tenía cinco años cuando fusilaron a su padre. Aún conserva su sombrero y recuerda con orgullo el acto de rebeldía infantil que protagonizó en la escuela: “El maestro insultaba a los rojos y como yo me acordaba de que los suyos habían matado a mi padre y mi hermano, pues le arrojé un tintero a la cabeza. Me expulsaron inmediatamente del colegio”. Fernando ha estado tres veces en el barranco de Nigüelas, buscando la fosa común donde, según le dijeron algunos testigos, están enterrados Angel y Alfonso Matarán. Dice que todos los hermanos han transmitido a sus nietos aquella tragedia familiar. La mayor parte de ellos acabaron emigrando a Buenos Aires, porque no soportaban el ambiente de represión y miseria que había en Granada.


Fuente: http://www.granadamemoriahistorica.es/2010/07/16/angel-mataran-maestro/




Huérfanos de Ángel Matarán: Jesús, Francisco y Fernando

Su nieta publica la siguiente carta al juez Garzón con motivo de la querella interpuesta desde Argentina (http://www.lamilitanciaenlosbarrios.org/2012/02/en-defensa-del-juez-baltazar-garzon.html):

 María Justa Matarán: Carta escrita por mi padre al juez Garzón en el 2008


Buenos Aires, octubre de 2008.
Excelentísimo Sr. Juez Baltasar Garzón
Magistrado titular del Juzgado Central de Instrucción 5
Audiencia Nacional de España

Es un honor para este anciano de noventa años, el poder manifestar su admiración y agradecimiento a la persona que más trabaja y ha trabajado para el esclarecimiento y verdad de los horrores sufridos por el pueblo español, a partir del 18 de julio de 1936.

El motivo de dirigirme en nombre de mi familia y el mío, por lo que le pido de antemano que me perdone, no es otro que el desahogo natural de un viejo que nunca tuvo, ni le dieron ocasión de expresar sus sentimientos. Ni por parte de los gobiernos de la dictadura o democracia, sean civiles, militares, autoridades eclesiásticas, políticas o judiciales. Nunca recibí notificación, aclaración, justificación o pésame por el alevoso y criminal trato a que fue sometida la familia Matarán.

Este crimen fue cometido en Granada, en su Granada, como decía Rafael Alberti sobre Federico García Lorca.

Mi padre, Ángel Mataran Muñoz, maestro nacional del pueblo de Alhendín, provincia de Granada, de 48 años de edad, casado con Justa de Vicente Montabes, maestra nacional del mismo pueblo, padres de nueve hijos. Cabe destacar que se inspiró en su historia la película "La lengua de las mariposas", según consta en el libro ‘Los paseados con Lorca’. El maestro cojo y los 2 banderilleros, de Francisco Vigueras Roldán.

Mi padre pertenecía al PSOE y era secretario de la asociación de trabajadores de la enseñanza, adherida a la UGT. Mi hermano, Alfonso Matarán de Vicente, de 19 años, estaba haciendo los cursillos para cubrir las plazas de 19.000 maestros que había convocado el gobierno de la República Española para erradicar el analfabetismo del pueblo español.

Nunca mi padre y mi hermano cometieron delito alguno que pudiera ser juzgado. Su única ambición, el amor y servicio para y por la democracia y la República Española.

El día 13 de agosto de 1936 llamó a la puerta de nuestra casa una pareja de la Guardia civil con la orden de llevarlos a prestar unas declaraciones, y la promesa de que pronto regresarían a nuestro hogar, situado en la calle Rejas de la Virgen (Granada). En el momento en que se los llevaron, quedamos en casa mis ocho hermanos y mi abuelo. Yo era el mayor con 18 años, nos quedamos paralizados por el terror.
Sin perder tiempo, yo me refugié en casa de unos parientes y salimos a buscar recomendaciones para lograr su libertad o indulto, encontrando sólo indiferencia o justificación a los crímenes que se venían cometiendo. 

Por trascendidos hemos sabido, después, que junto a otros detenidos fueron llevados el mismo día 13 de agosto al cementerio de Niguelas, pueblo anejo a Durcal, a unos 12 kilómetros de Granada. Quisieron asesinar a Alfonso mi hermano antes para aumentar el sufrimiento de mi padre. No lo pudieron conseguir, pues un paro cardíaco acabó con su vida. Mi hermano, al ver a su padre muerto, se desesperó, insultando a sus verdugos y dando vivas a la libertad y a la República entregó su corta vida bajo las balas de la mal llamada ‘benemérita’ Guardia civil española.

Pasaron nueve años bajo la cruel dictadura y contraje matrimonio con la hija de Wenceslao Guerrero, Micaela Guerrero Arroyo.

Micaela hija de Wenceslao, de profesión inspector del Retiro Obrero y Concejal Socialista del Ayuntamiento de Granada, casado con María Arroyo Fernández, tuvieron seis hijos, cinco de ellos mujeres. 

El mayor de ellos, Vicente, que a la sazón hacía el servicio militar, fue juzgado y absuelto, y en lugar de recobrar la libertad por su absolución fue conducido a la cárcel donde las pandillas de la Falange lo sacaron y asesinaron en las tapias del cementerio de Granada. Por no encontrar a su padre Wenceslao y como represalia. Posteriormente, Wenceslao fue juzgado y condenado por pertenecer a la masonería. Murió en el año 1942 en el penal de Satoña y sus restos fueron arrojados en la fosa común de la citada cárcel.

El fin de esta somera y trágica historia es el ponerme a su disposición, pues con una privilegiada memoria que tengo sé de muchísimos casos e historias de hombres y mujeres que fueron sacrificados por la mejor de las causas LA LIBERTAD.

Que el destino lo ayude a triunfar en la justa obra emprendida y permítame despedirme con un cordial abrazo y saludo.

Gracias, muchas gracias

 La página granadamemoriahistorica.es/wp-content/docs/alhendin2.pdf encontramos la siguiente información acerca de la intervención arqueológica en el cementerio de Alhendín, donde se sospecha que yacen los restos de Ángel y Alfonso:

La consecuencia primera tras la declaración del estado de guerra es que comienzan a llenarse los calabozos. El terror se adueñó de la población republicana y de izquierdas: se cuentan por miles los detenidos en los primeros meses. Los bombardeos causados por aviones republicanos eran vengados con fusilamientos en masa de la población retenida en la Prisión Provincial de Granada:

"La Comandancia militar facilitó ayer la siguiente nota, que fue radiada ayer por Radio Granada. "En la madrugada de hoy y como represalia de guerra por el bombardeo que sufrió esta ciudad en la tarde de ayer, han sido fusilados 20 individuos presos en la Prisión Provincial .Así estaba ordenado en bando del día 31 del pasado mes de julio."

(Hemeroteca Junta Andalucía en Granada (H.J.A.Gr.) Ideal 8 de agosto de 1936)

"En la mañana de ayer se ejecutó la sentencia condenatoria a la última pena en 9 paisanos por los delitos de rebelión y agresión a fuerza armada, en la de hoy han sido ejecutados 3 paisanos por los mismos delitos; 2 más por los de amenazas a la fuerza pública, hacer propaganda marxista y propalar bulos; y 15 más por represalias del bombardeo de la población civil en el día de ayer, en virtud del Bando dictado a este efecto."

(H.J.A.Gr. Ideal 11 de agosto de 1936)

Esto confirma que una de las primeras medidas tomadas por los sublevados fue la eliminación física de todo reducto enemigo, siendo los que encabezan esa lista los políticos defensores del Gobierno Republicano.

A partir del día 27 de julio la ciudad de Granada y su periferia quedaron aisladas; constituyó una isla nacional dentro de un territorio que se mantuvo en su conjunto fiel al gobierno republicano. Inicialmente aquella isla quedó definida por una línea que uniría las cumbres de Sierra Nevada con Órgiva, Valle de Lecrín, La Mala, Santa Fe, Láchar, Íllora, Benalúa de las Villas, Cuesta de las Cabezas (Pantano de Cubillas), Cogollos Vega, Huétor Santillán y Güéjar Sierra.

En la población de Armilla, al igual que en Alhendín y al contrario que en muchas otras localidades, no se pudo constituir un Comité que organizara la vida de sus vecinos frente a una nueva situación determinada por la sublevación del Ejército.

Armilla no tuvo oportunidad para ello, el 20 de julio de 1936 y siendo las 23:30 horas, el Comandante del Puesto de la Guardia Civil, Antonio González, reunió en la Sala Capital del Ayuntamiento a Luis Torres Valdivia Primer Teniente de Alcalde y Antonio Fernández Álvarez Segundo Teniente de Alcalde en representación del Alcalde Juan Cantos Mochón que se encontraba ausente, reunión a la que asistió el 

Secretario del Ayuntamiento.

A continuación el Comandante del Puesto manifestó que el objeto del requerimiento era darles cuenta de que había recibido orden telefónica del Comandante Militar de la Plaza de Granada, para que se hiciera cargo inmediatamente del Ayuntamiento por haberse declarado el estado de guerra en toda la provincia.
Ante la noticia recibida Torres Valdivia y Fernández Álvarez acatan las órdenes haciéndose cargo del Ayuntamiento el citado Comandante del Puesto.

Tres días después, cumpliendo con lo dispuesto en el art. 2º de la Orden de la Comandancia Militar de Granada del día 20 de julio, donde se ordenaba la sustitución de los miembros del Ayuntamiento por personas que hubieran dado “pruebas de amor al orden y a la República”, fueron designados para sustituir a la Corporación Municipal Antonio del Ojo Molinero, Francisco Rosales Aceituno, Ángel Toro Ramírez, José Plata González, Francisco Alcántara López, Manuel Ruiz Álvarez y Antonio Callejas López. De forma que el Comandante del Puesto Antonio González, siendo las 23:00 horas, declaró abierta la Sesión y proclamó que quedaba constituido el nuevo Ayuntamiento, siendo los vecinos citados posesionados en sus cargos en el acto. Los defensores del Nuevo Régimen comenzaron su labor de limpieza para restablecer el orden, consecuencia de esta labor fue la desaparición y fusilamiento de un número considerable de personas naturales y/o vecinas de Armilla, acusadas de pertenecer al Frente Popular, sindicato, ser simpatizante de izquierdas o cobrar el Socorro Rojo.

El Socorro Rojo Internacional (SRI) fue un servicio social internacional organizado por la Internacional Comunista en 1922. Creado para funcionar como una Cruz Roja política Internacional. El SRI condujo campañas de apoyo a los prisioneros comunistas y reunió apoyo material y humanitario en situaciones específicas.

En base a la trayectoria política de algunos represaliados podemos asegurar que los asesinatos fueron producto de la envidia en la mayor parte de los casos; afirmamos que la guerra fue aprovechada para cumplir venganzas personales.

Los lugares de enterramiento de estas personas, tanto inscritas como no, siguen siendo un misterio en la mayoría de los casos. Entre las zonas más comunes para dar sepultura a la población de Armilla durante este período de fusilamiento selectivo y sumarísimo, nos encontramos los cementerios de Alhendín, Otura, Gabia la Grande, Churriana, Padul y el propio cementerio de Armilla.

El método más usual en los fusilamientos colectivos, cuando nos referimos a fosas que estaban en continuo uso, consistía en arrojar los cuerpos a la fosa en cuestión y cubrirlos con cal viva, para posteriormente seguir arrojando cuerpos hasta que la fosa estuviera llena, momento en el cual se cubría con tierra. Sin embargo, qué duda cabe que en todos los lugares no se siguió el mismo método.

Investigaciones realizadas en numerosas poblaciones de Granada confirman que los cuerpos se dejaban unas horas en el lugar del fusilamiento, con el fin de servir como escarmiento para la población residente.
Mayoritariamente las detenciones se realizaban a la caída de la tarde/noche con el pretexto de llevarse a la persona en cuestión para hacer diligencias.

A partir de ese momento, la familia pierde la pista de la persona detenida.

En numerosos casos, si no es por el interés de los familiares que han sobrevivido en hacernos partícipes de sus recuerdos, estas personas asesinadas, para el resto de la población no habrían existido nunca, pues no queda constancia alguna de su vida o muerte.

Era común fusilar a los detenidos en poblaciones diferentes a las de su residencia con el fin de evitar cualquier reacción imprevista por parte de la familia. Así pues, los vecinos de Alhendín que fueron detenidos por pertenecer a los partidos o sindicatos de izquierdas, son fusilados (21) en la misma población de Alhendín en algunos casos pero, la mayor parte son trasladados para ser enterrados en poblaciones como Padul, Armilla, Las Gabias, .. 

Fuente: granadamemoriahistorica.es/wp-content/docs/alhendin2.pdf

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