sábado, 21 de junio de 2014

Navarra: Valentín Narcué Moreno


Valentín Narcué Moreno

Nacido en Sartaguda el 16 de diciembre de 1902 y vecino de esta localidad, hijo de Laureano y Felipa. Casado con Felicidad Urizola Moreno y padre de 3 hijos. De profesión labrador y afiliado a la UGT, ocupó el cargo de concejal de Sartaguda- Zinegotzi (5/06/1931 - 2/11/1934 y 10/01/1936 - 31/07/1936). Muere víctima de una ejecución extrajudicial el 9 de octubre de 1936 en Zaragoza (Tercio de Sanjurjo) “a consecuencia de la pasada lucha nacional contra el marxismo”. Figura como testigo de su defunción Eusebio Pellejero.

 Su viuda Felicidad y sus tres hijos

Fuente: sartaguda.es

En 1930 Sartaguda contaba con 1.200 habitantes. Las sucesivas elecciones habían dado la mayoría en el pueblo primero a la Conjunción Republicano-Socialista (municipales y generales de 1931), PSOE (1933) y Frente Popular (1936). Por ello, la represión iniciada en el pueblo al iniciarse la Guerra Civil Española se cobró la vida de por lo menos 86 personas. Entre ellos el alcalde del PSOE Eustaquio Mangado Urbiola y los concejales Antonio Martínez Sádaba, Eusebio Moreno Mena, Ricardo Moreno Sola, Valentín Narcue Moreno, Benigno Oteiza Viguera. El 9 de septiembre numerosos hombres fueron llamados a la plaza del pueblo para acudir “voluntarios” a la Bandera General Sanjurjo de la Legión Española. De estos “voluntarios”, 45 de ellos fueron fusilados entre el 2 y 4 de octubre.

En el frente de batalla murieron 15 vecinos, de ellos tan solo cinco eran de derechas. El resto simpatizaba e incluso eran afiliados de la izquierda, seis de ellos murieron bajo la bandera de la Bandera Sanjurjo, tras sobrevivir a las matanzas de octubre.

Fuente: diariodenavarra.es

Sartaguda homenajeó a los fusilados durante la guerra civil
- Una placa conmemorativa recuerda al alcalde, a los 5 concejales socialistas y a los 78 vecinos asesinados en el 36
MARI PAZ GENER . SARTAGUDA Domingo, 29 de marzo de 2009 - 04:00 h.

El Ayuntamiento de Sartaguda homenajeó ayer en un acto institucional la memoria de Eustaquio Mangado, que fue alcalde del municipio ribero durante la guerra civil y que fue fusilado junto con concejales, Ricardo Moreno, Valentín Narcué, Benigno Oteiza, Antonio Martínez y Eusebio Moreno.

En la placa conmemorativa que el Ayuntamiento ha colocado junto a la entrada de la casa consistorial, la corporación rinde también tributo a la memoria de los otros 78 vecinos asesinados durante la contienda "por defender la tierra, el progreso y la república, sí como sus valores, la libertad, los derechos humanos y la vida".

Navarra: Francisco Benito Martínez


Francisco Benito Martínez

Nacido en Sartaguda el 10 de mayo de 1908 y vecino de esta localidad. Soltero. De profesión jornalero, afiliado a la UGT. Muere víctima de una ejecución extrajudicial el 2 de octubre de 1936 en Zaragoza (Tercio de Sanjurjo). Posiblemente hermano de Félix, fusilado en la misma fecha y lugar.

Navarra: Félix Benito Martínez


Félix Benito Martínez

Nacido en Sartaguda el 12 de agosto de 1910 y vecino de esta localidad. Casado con Felisa Moreno y padre de una hija, Feli. De profesión jornalero, afiliado a la CNT. Muere víctima de una ejecución extrajudicial el 2 de octubre de 1936 en Zaragoza (Tercio de Sanjurjo).  En las listas de represaliados aparece el nombre de Francisco Benito Martínez, de 28 años y natural de Sartaguda, posiblemente hermano de Félix, fusilado en la misma fecha y lugar.

 Su viuda, Felisa Moreno, y su única hija, Feli

Navarra: Joaquín Martínez Pausa



Joaquín Martínez Pausa


Nacido en Sartaguda el 5 de marzo de 1918, hijo de Agapito y Juana, y vecino de esta localidad. Soltero. De profesión jornalero, afiliado a la CNT. Muere víctima de una ejecución extrajudicial el 6 de noviembre de 1936 en Pamplona “a consecuencia de la pasada lucha nacional contra el marxismo”. Figuran como testigos de su defunción “Manuel Mayoral Och…” y “…B…Sádaba”.

En la actualidad, en el listín telefónico de Sartaguda aparecen dos personas con idénticos apellidos, quizás hermanos de Joaquín, Justa y Matías.

Fuente: navioanarquico.com

Sartaguda (Navarra), 5-3-1918 / Ollacarizqueta-Juslapeña (Navarra), 17-11-1936, asesinado. Jornalero, militante de CNT.

Fuente: unidadcivicaporlarepublica.com

Sartaguda también es otro enclave emblemático y la CNT también se llevó una buena parte de las ejecuciones. Teodoro Martínez Martínez, Joaquín Martínez Pausa, Honorato Oñate Pellejero, Bernabé Sesma Miguel y Elías Sesma Miguel fueron asesinados.

Navarra: Cipriano Montoya Mangado


Cipriano Montoya Mangado

Nacido en Sartaguda el 7 de mayo de 1910, hijo de Toribio y Eulalia, y vecino de esta localidad. Soltero. De profesión, labrador, afiliado a la UGT. Muere víctima de una ejecución extrajudicial el 4 de septiembre de 1936 en Ausejo (Logroño) “a consecuencia de la pasada lucha nacional contra el marxismo”. Enterrado en el Horcajo de Ausejo.

Como testigo de su defunción comparece Juan Ibáñez Royo: "(…) que promuevo expediente gubernativo en solicitud de que se acuerde y mande inscribir en el Registro Civil de Sartaguda la defunción [de] Cipriano Montoya Mangado (…) [que] murió a consecuencia de la pasada lucha nacional contra el marxismo, en jurisdicción de Ausejo, partido judicial de Calahorra, el día cuatro de Septiembre de 1936 (…)." [Estella, 1939/12/22].

Pío Ramírez San Juan; Máximo Pérez. Ambos comparecen en Ausejo el 2 de enero de 1940.

Pío Ramírez San Juan: "Que por mandato de las Autoridades de este pueblo, fue requerido para proceder al levantamiento de un cadáver que yacía en el término conocido por el "Horcajo", de esta jurisdicción de Ausejo, constándole que el cadáver en cuestión lo era del vecino de Sartaguda Cipriano Montoya Mangado de unos veinticinco años de edad, al que en unión del convecino Cipriano Pérez dio sepultura, identificando el cadáver en la forma que deja expuesto, ya que anteriormente conocía (…). Que el día en que enterraron al referido Cipriano Montoya Mangado , fue hacia el cuatro de septiembre de mil novecientos treinta y seis". 

Fuente: sartaguda.es

Septiembre comienza con sangre desde el primer día. A José Sádaba, de 49 años, lo matan en Cárcar, pueblo donde había nacido. El día cuatro llega a la cárcel un camión entoldado y sacan a diez hombres atados. Agapito Garatea de 53 años, tiene un brazo herido por haberle cogido la polea de la trilladora. Le ponen una silla para que suba al camión y le empujan brutalmente haciéndole caer. Algunos familiares presencian la escena y a uno de sus seis hijos le da un ataque de nervios. Narciso Mangado albañil de UGT, cuyo mayor delito era haber puesto a su hijo el nombre de Progreso; Andrés Martínez Bea, alguacil; Estebán Martínez Sáenz; Francisco Merino de quien dijeron le fue ocupada una pistola; Cipriano Montoya; Ricardo Moreno, concejal de UGT y Andrés Sesma García. Los llevaron por la carretera el Villar hasta el término Aurcajo de la localidad de Ausejo, entre este lugar y el Villar; en un olivar sito en el kilómetro 35 de la carretera les esperaban un numeroso grupo de fusileros.

Antes de matarlos les quitaron la ropa y otros objetos personales, que no aparecieron al desenterrarlos. Una vez muertos los arrastraron atados a un palo hasta un poco más abajo, donde había más tierra. A algunos los remataron a golpes y con postas.

Algún tiempo después algunos familiares reconocieron las ropas de sus familiares. La hija de un fusilado reconoció el traje de su padre e increpó al que lo llevaba: “¡Qué poco te ha costado ese traje!. “El que lo llevaba ya no lo necesitaba”, contestó el aludido.

Otra referencia a Cipriano Montoya (flickr.com):

En Navarra tenemos al Chato de Berbinzana, De él dice Eduardo Pons Prades en Las escuadras de la muerte. La represión de los sublevados, pág. 178:

“Miranda de Arga. En marzo de 1937, el Delegado de Falange del Distrito de Tafalla, Pedro Díaz Torres, al Chato de Berbinzana, envía un agrio oficio al párroco de Miranda, advirtiéndole que se abstenga de hacer comentarios desde el púlpito contra la Falange. La polémica, que se elevará a los estamentos políticos y religiosos provinciales, era una escaramuza más de la pugnaentre Falange y Requeté por el dominio de la comarca.

El Chato de Berbinzana consiguió para Falange un reconocimiento e implantación, impensable antes del 18 de julio.

Su aureola de terror y su abnegación en la tarea de “limpiar” los pueblos lo impusieron. En Miranda, el Chato fue secundado por Felipe Ibañez, Máximo Bueno, Antonio Alfaro, Silverio López y Calixto Sota, entre otros.

El mismo párroco dejó escrita en una hoja la relación de fusilados y al dorso de la hoja los nombres de siete participantes en las matanzas. Entre ellos, el famoso Chato de Berbinzana, y a los que el sacerdote enumera bajo el calificativo de matones.”

El Chato puede representar a todos los que aquí se dedicaron a ese tipo de heroicidades. Pero que nadie piense que él era el solo responsable de las fechorías que cometía. Detrás estaban los que no se manchaban las manos de sangre, pero tenían el alma inundada de ella. Y estos sí que eran muchos y bien organizados. Y estaban encantados de la labor que realizaban para ellos sus fieles perros de presa.

Gentes como éstas están detrás de horribles crímenes como el de Maravillas Lamberto o el del cura de Cáseda decapitado.

La forma de proceder de estas cuadrillas de matones se ve ajustadamente representada en la siguiente anotación del a menudo citado Andrés Moreno de Sartaguda y el testimonio de la nieta de uno de los asesinados en esta ocasión.

El 4 se septiembre viernes, Andrés Moreno, de Sartaguda anota en su diario: “Hoy a la 11 y media se llevan a los presos. De las 12 a las 12 y media los han afusilado en la jurisdicción del Villar y Ausejo. Los asesinados detenidos el día anterior son Delfín M., Andrés M., Agapito Garatea y Cipriano Montoya”.

Una nieta de Agapito Garatea, que ha hecho un enorme acopio de material, afirma de esas muertes:

“Los llevan por la carretera del Villar; los paran y piden agua a una señora y preguntan dónde se encuentran; el camión donde los llevaban llevaba toldo y no saben dónde están. Era verano. Los llevan a los campos de Ausejo. Allí se juntan unos 80 fusileros para matarlos salvajemente a golpes. No salen balas (en la exhumación) y sus cabezas destrozadas, como puede verse en las fotos. Uno de ellos sin cabeza (…) Sale también un gancho de carnicero (…) Los matan en unos olivos y después los arrastran enrastrados a un palo, pinchándoles con un cuchillo por detrás. Los llevan más abajo por tener más tierra para enterrarlos.

Además de golpes, los mataron con postas”. (Sartaguda 1936. El pueblo de las viudas, 482)

A día de hoy no tenemos un estudio concienzudo que ponga cara y nombre a estos individuos y les atribuya concretamente los cargos de que son reos.

Bibliografía:

José Mª Jimeno Jurío: Sartaguda 1936. El Pueblo de la Viudas. Pamiela. Pamplona-Iruña, 2008
Eduardo Pons Prades: Las escuadras de la muerte. La represión de los sublevados. Flor de Viento Ediciones. Barcelona, 2006